«Es como sacar un crédito para pagar otro, ¿y dónde echas mano?», se pregunta una de las personas que habló con INTERFERENCIA, en esta nueva serie sobre deudores y morosos en Chile, que empieza con el caso del retail, el sector que estadísticamente acumula la mayor cantidad de personas morosas a nivel nacional.
Gabriela tiene 32 años, es profesora diferencial, vive en Santiago Centro y dice que nunca, desde que salió de la universidad, ha dejado de trabajar. A pesar de no tener lagunas de ingresos, como muchos chilenos, su preocupación son las deudas, especialmente las que tiene con las tiendas Ripley y Falabella. Sumando estas dos deudas, Gabriela está morosa con ellos en más de un millón de pesos. Sin contar que debe pagar arriendo, sus gastos básicos, su crédito CAE y el crédito Corfo, a los que accedió para cursar sus estudios universitarios.
“En un momento del año pasado estuve muy apretada económicamente, con medio sueldo porque tenía media jornada y todos los productos básicos, como comida, algunas cuentas, las pagué a través de la tarjeta. Así sobreviví el mes, pero al final del mes tenía que chutear las cuentas, elegir cual pagaba, si pagaba todo o abonaba y así me empezó a quedar la embarrada económicamente, porque no me daba la plata para pagar las cuentas de ninguna de las dos casas comerciales”, narra Gabriela.
Finalmente, luego de retrasarse con el pago de ambas tarjetas, ambas empresas enviaron sus antecedentes a Dicom. Hasta hoy, empresas de cobranza le envían mensajes de texto, correos electrónicos y la llaman de lunes a viernes. “Los fines de semana me dejan tranquila”, agrega.
“Es desesperante, de partida es una situación angustiante porque no la puedes resolver, lamentablemente es como sacar un crédito para pagar otro crédito, ¿Y dónde echas mano? El sueldo no te da porque hay que pagar arriendo, gastos comunes, cuentas básicas, además el CAE, el crédito corfo y las tarjetas. Es super angustiante. Además uno no toma en cuenta los intereses, hay casas comerciales tienen intereses mucho más altos que los bancos”, afirma Gabriela.
Tras esto, Gabriela ha optado por ir pagando solo la deuda de Ripley, para poder cerrar esa tarjeta, y después retomar la deuda con Falabella. Hay meses que ha dejado de pagar los gastos comunes de su edificio, para abonar más a la tarjeta de Ripley, mientras en otros, ha dejado de pagar otras cosas.
Como ella, miles de chilenos viven la rutina diaria de la morosidad con casas comerciales y las consecuencias de la morosidad: las llamadas telefónicas varias veces al día, los mensajes de texto y las consecuencias de aparecer en Dicom, que en algunos rubros, dificulta la posibilidad de encontrar trabajo.
Las deudas de los chilenos
El escenario de alza en el endeudamiento de los ciudadanos que vive el país se arrastra desde antes de la crisis sanitaria por el coronavirus. En enero de este año, ya se anunciaba que el 80% de los mayores de 18 años estaba endeudado; y el 50% de los trabajadores ganaba menos de $400.000.
En ese momento, según los datos del “Informe de Deuda Personal” investigado por la Universidad San Sebastián y Equifax, más de 11 millones de personas aparecían como endeudadas de las cuales 4,6 millones se encontraban morosas. El mismo informe, actualizado a mayo de este año, indica que el número de morosos creció en un 4,6% respecto al mismo trimestre del año anterior, y que el 59% de la deuda morosa se encuentra en la banca, mientras que el 20% en el retail. Sin embargo, por cantidad de personas, los morosos son más en el retail (42%) que en la banca (28%).
El mismo documento señala, respecto al género, que el número de mujeres morosas es mayor que el de hombres. Las mujeres que presentan alguna deuda morosa es de 2.460.916, mientras que los hombres alcanzan los 2.354.779. La mora promedio de las mujeres es de $1.304.106, mientras que la de los hombres es de $2.498.068.
El sector retail no solo concentra mayor cantidad de morosos, sino también el mayor número de reclamos y vulneraciones de sus clientes. Según un reportaje publicado en 2019 por Ciper, el mayor número de demandas colectivas realizadas por Sernac desde 2005 ha sido contra empresas del retail (27) y el sector financiero del retail concentró la mitad de los reclamos totales hechos en Sernac, durante 2018. Los reclamos son variados, pero se concentran en ventas de seguros sin consentimiento, falta de información en los contratos, escasa información de tasas y comisiones que se van a cobrar a los clientes y cobros abusivos por mantención de tarjetas o por giros.
“Hay datos que muestran que las deudas están en alza, como el informe de Equifax con la Universidad San Sebastián, que indica que hay un nuevo aumento de un número no menor de endeudados en Chile. Pero si uno mira cada informe trimestral de deudas, en ningún momento esto se ha detenido ni estancado, venía subiendo el endeudamiento de antes”, explica el abogado experto en soluciones legales a las deudas, Alfredo Trentini, de estoyenquiebra.cl.
El lunes pasado, el Banco Central informó en su reporte de Cuentas Nacionales que la deuda total de los hogares chilenos subió a un 75,4% de sus ingresos disponibles durante el primer trimestre. Según el organismo, la cifra corresponde a la suma de todos los ingresos anuales y al total de las deudas de los chilenos, y dicho porcentaje se explica por el aumento de préstamos bancarios hipotecarios.
Por su parte, una columna académica publicada en Ciper durante la semana pasada, aborda el endeudamiento en el país, sus causas y el escenario en el que encuentra la crisis sanitaria a los hogares de ingresos medios y bajos. En dicho texto, se describe que “los hogares con menos ingresos utilizan el crédito de consumo principalmente para acceder a bienes durables (como camas, refrigeradores, lavadoras, televisores, etc.), vestuario y mercadería (pan, arroz, tallarines, aceite, etc.), mientras que los hogares de los dos quintiles superiores lo utilizan para acceder a vacaciones, vehículos, ampliaciones e inversiones”.
El gasto en mercadería y en medicamentos es lo que tiene a Cecilia G. (55 años, pensionada por invalidez) endeudada con Cencosud. Al tener un ingreso de tan solo $130 mil pesos, no tenía acceso a tarjetas ni préstamos de los bancos, por lo que recurrió a la tarjeta de Cencosud para comprar estos elementos. Desde fines del año pasado, comenzó a tener una mora de $150 mil pesos, que hoy alcanza los $304 mil pesos, debido a los intereses.
“Yo juego con las tarjetas digamos, porque yo saco $130 mil de pensión, entonces juego para sacar y pagar. Compro solo los medicamentos y comida, nada más, y voy abonando $50 mil pesos mensuales, pero eso no ha bajado la deuda”, cuenta Cecilia.
Cecilia no sabe cómo va a terminar su deuda, pero su plan es poder pagar un pie, con algunos ahorros que tiene, y acordar una nueva cuota. Sin embargo, le han dicho que debe hacer el trámite personalmente, y debido a la pandemia y ser una persona de riesgo ante el virus, no ha podido realizarlo.
De las ayudas del gobierno durante esta pandemia, Cecilia junto a su hija, sus padres, una hermana y una sobrina, sólo recibieron una caja de alimentos, que se repartió en su barrio en Ñuñoa, y 50 mil pesos del ingreso familiar de emergencia.
En una entrevista reciente con INTERFERENCIA, el presidente de la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus), Hernán Calderón, aseguró que “pasamos de 3 millones de personas morosas a 5 millones, y este número será superado fácilmente en los próximos meses”, manifestando también su preocupación por la judicialización de los procesos de mora durante la pandemia de personas endeudadas y señalando que, hasta el momento, las medidas gubernamentales para paliar la crisis económica que están viviendo muchos hogares chilenos, han sido insuficientes, tardías y de poco alcance.
El abogado Alfredo Trentini dice que ha observado, entre sus clientes, que muchos no acceden a los beneficios estatales. Un motivo es que muchos están endeudados pero sus ingresos son mayores a lo que está impuesto en la entrega del ingreso familiar de emergencia, o porque muchos han perdido ingresos debido a la pandemia. “Tenemos a un grupo flotante de nuevo deudores, que venían mal desde el estallido y no acceden a subsidios estatales”, agrega.
El estrés y la cobranza
Daniela –quien solicitó cambiar su nombre en este reportaje– estudiante de enfermería de 27 años, vive con su pareja en Talca. Daniela estuvo seis meses sin trabajo, hasta mayo de este año, cuando encontró trabajo como cuidadora de enfermos en una clínica privada. Cuando perdió sus ingresos, ya mantenía deudas con varias casas comerciales, con las que se atrasó. Actualmente tiene deudas con Cruz Verde, Líder, Falabella, Ripley y Cenconsud.
“Igual, a mí me pasa que no me daba cuenta cuánto gastaba, uno la tarjeta no la ve y te llaman y te ofrecen plata y te transfieren altiro. A mí me ofrecían una tarjeta y yo decía que sí, démela. Este año llegué a deber hasta 5 millones, pero ya he ido pagando y va en cerca de 2 millones”, explica.
Daniela accedió a las tarjetas del retail a los 17 años, con su padre como aval. Si bien en un comienzo tenía un cupo de 500 mil pesos, en pocos meses se lo aumentaron a 2 millones de pesos y fue agregando nuevas tarjetas a su billetera. Luego de endeudarse con Falabella y estar a punto de ser embargados, su padre la ayudó a pagar sus morosidades. Hoy, nuevamente, tras costear sus gastos en medio de su cesantía, se endeudó, pero quiere evitar a toda costa otro embargo. Por eso, durante esta cuarentena, agarró todas sus tarjetas y las cortó.
“Cuando estaba más chica, me vestí completa, compré ropa con la tarjeta. Después más grande, la usé para salir con mis amigas, mucha plata gastaba en comida y copete, siempre me ponía yo, siempre invitaba. No te podría decir exactamente qué más, porque no me daba más lujos, de las cosas grandes que he comprado es el celular, un televisor, una cama y una bicicleta. Si sacas la cuenta, no es nada, en relación a la cantidad de deuda que tengo”, cuenta Daniela.
El estrés y la angustia de las deudas, se sumaban a los constantes llamados telefónicos, correos electrónicos y las visitas presenciales de cobradores, que dejaron cartas certificadas en su casa, cobrando su deuda. Todos los entrevistados coinciden en la incomodidad y el nerviosismo que les producen estos cobros y en la insistencia de sus llamados y mensajes, y que estos parecen haber aumentado en época de pandemia.
“En Chile, y esto no es novedad, existe una industria a la que nadie se refiere, que está ahí, que es el negocio de la cobranza, que es totalmente inescrupulosa, no solo le mienten a la gente que le están cobrando, como decirles que si no paga hoy le van a quitar todas sus cosas al otro día, y eso es mentira, no funciona así un embargo”, explica Trentini.
Según un comunicado de una de estas empresas de cobranza, Remesa, durante los últimos meses han realizado un promedio de 10 mil llamadas de cobranza al día.
“Yo creo que la información despeja dudas, quita miedos ridículos,y esas personas morosas dejan de tomar malas decisiones y ven el panorama como es, con las consecuencias reales, y eso les permite tranquilidad. No existe algo más desesperante y deprimente que no saber qué hacer, no ver solución”, afirma Alfredo Tretini, quien cree que la asesoría de abogados aporta con esta información a las personas endeudadas.
Para Gabriela, la profesora que continúa pagando a Ripley y Falabella, la situación es angustiante. “Es una bicicleta, donde pides un crédito para pagar el anterior y no para nunca”, reflexiona.
FUENTE: interferencia.cl